Una señora, con su marido, está comiendo en un restaurante de Gran Canaria, y discuten en voz alta, porque le está diciendo que mañana se va a cazar con los amigos.
Las personas que están a su alrededor les observan molestos por las voces que dan.
En un momento, el hombre se mete una cucharada en la boca y se atraganta. La mujer intenta hacerle escupir la papa, golpeándole la espalda, dándole palmadas en el cuello, sacudiéndolo, sin éxito.
El hombre ya comienza a dar muestras de asfixia y la mujer, desesperada, comienza a gritar pidiendo auxilio.
Un señor se levanta de una mesa cercana, y con pasmosa tranquilidad, sin decir palabra alguna, le baja los pantalones hombre, toma sus testículos, los aprieta con fuerza, y tira hacia abajo violentamente.
Automáticamente, el hombre ante el dolor irresistible- escupe la papa, y el señor, con la misma pasmosa tranquilidad con la que se acercó, regresa a su mesa sin decir palabra.
Al rato, la señora, ya tranquilizada, se acerca para agradecerle que haya salvado la vida a su marido, y le pregunta:
- ¿Usted es médico?
- No señora, SOY FUNCIONARIO DE HACIENDA DEL CABILDO, experto en tocar los cojones, y en gastar en otras cosas, hasta la última moneda que le sacamos, A TODOS LOS CAZADORES DE LA ISLA.
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